Cambio: según el diccionario de la Real Academia es “Acción y efecto de cambiar”.
La utilización de la palabra cambio no es exclusiva de una solo ideología, sino que surge de la necesidad por que las cosas sean diferentes, por tanto puede ser bandera tanto de izquierda, centro y derecha. Todo dependerá del momento.
No hay duda que nuestro pueblo urge de un cambio, con nuevas actitudes, con nuevas caras, con ideas frescas. Donde el único objetivo sea la mejora del espacio y el bienestar de la ciudadanía sampedrana. Para ello quizá sea imposible pedir caras nuevas, entonces buscaremos un poco de experiencia, pero tampoco la experiencia garantiza el éxito. Podríamos recurrir a la buena voluntad, la utilización del sentido común con la firmeza de hacer lo correcto, creería sea una mejor garantía.
No se requiere ser un experto para comprender la realidad ni para saber entender las necesidades de la población, basta vivirlas o convivir con ellas.
Antes de pensar en desarrollo, turismo, grandes obras, necesitamos gente que sea capaz de mantener un ambiente climático con la mayoría de ciudadanos, independientemente las diferencias de pensamiento e intereses. Las actuales autoridades han demostrado no poder hacerlo, son arrogantes. Debemos comenzar por el principio.
Todos queremos algo diferente, algo mejor, pero no todos nos involucramos ni estamos dispuestos a asumir los retos, a aportar lo que sabemos, lo que podemos dar, a buscar espacios para nuestro pueblo y su gente. Pero ello es así porque no existen los espacios necesarios para poderlo hacer, ni lo permiten, y si se hace, quienes lo reciben saludan con sombrero ajeno. Por ello, la eventualidad demanda que se debe hacer de manera directa con los interesados, con las comunidades o con los necesitados.
No todos tenemos el tiempo para poder estar en San Pedro, conocer los problemas y necesidades y así poder saber cuales podrían ser las soluciones. Surge la necesidad de una adecuada información, es lo que intentamos.
Me atrevo a escribir porque indago, pregunto, veo y escucho, la mayoría de mis sentidos palpan la realidad. Y si bien en ocasiones me siento muy optimista, en otras pesimista, o muchas veces escéptico, de no creer en casi nada, y cuando voy a buscar resultados no existen.
La división política es una de los retos a superar, casi nadie cree en nadie. Al momento votan y eligen por la efervescencia, por la publicidad de quien fue más listo o por el menos peor. Si bien no existe lo perfecto, considero que elegiré, si me motivan a votar, por el menos peor, y no por el mejor como debería de ser. Sino no votaré. Aunque en este momento pienso que es necesario algo distinto, quizá cambie de opinión mas adelante.
Los grandes retos del próximo alcalde: dinamizar la economía, pero antes de eso garantizar la seguridad, pero para que haya seguridad no deben haber espacios para que la lacra de la delincuencia encuentre espacios. Para ello se requiere una adecuada convivencia, de crear espacios certeros de armonía y no aparentes. De involucrar a la gente, de no buscarles solo para las campañas sino siempre, en las buenas y malas.
La Alcaldía quedará más endeudada por unas canchas que no beneficiarán a toda la ciudadanía sampedrana, solo a unos pocos (conocido por polideportivo). Me parece muy grave que se esté volviendo a invertir donde ya se había invertido, bien o mal, pero todo lo están haciendo de nuevo.
Los revanchismos entre los dos últimos Alcaldes ha sido lamentable, considero que eso ha contribuido a dividirnos mas, a incluir en el juego a sus seguidores, que muchas veces parecen “discípulos” que creen ciegamente que no hay nada mejor que su caudillo. Y combaten contra el que no comparte sus ideas. Pero, todos se reúnen en la misma iglesia. Y no me da temor decir que el párroco se presta a estos juegos favoreciendo a unos sampedranos en detrimento de otros.
Pero el error ha sido endiosar personas, como que sin ellos no se pudiera vivir, como si no hubiera alternativas. Es el caso del actual alcalde que lo presentan como si no hubieran mejores sampedranos, capaces, solventes e idóneos de ser mejores alcaldes. Lo ideal es la organización con buenos fines, el problema es que nadie se atreve a hacerlo con los demás, con ideas claras y transparentes. Unidos por un mismo objetivo que no debe ser otro más que trabajar, trabajar, trabajar por San Pedro y su gente.
En nuestro pueblo manda quien quiere hacerlo, quien se atribuye esa función de poder, o bien porque la Constitución y Leyes se lo permiten, pero no usa ese poder de manera eficiente amparado en la Legalidad, porque desconoce a plenitud todas sus atribuciones y porque no se atreve a hacer lo correcto, a aplicar las normas a todos por igual. Muchas veces porque hay Leyes vigentes pero ineficaces.
La sociedad sampedrana puede funcionar aunque no hubiese quien mande, pero sin duda se impondría la ley del más fuerte. Algo así está pasando, hay autoridades pero carecen de credibilidad, solo por formalidad están algunas. Poca solvencia tienen, y poca legitimidad. Poco creo en algunas las veo como decoraciones.
Se dice que el “cambio” llegó a nuestro pueblo, entonces ahora es tiempo del recambio.
Necesitamos cambios de caras, de actitudes, necesitamos algo diferente a lo que nos han tenido acostumbrados, exijamos eso y no estemos solo a la expectativa, involucrémonos en algo favorable al bienestar los sampedranos.
Necesitamos un cambio, o un recambio, no podemos echar vino nuevo en odres viejos. El tiempo es de las nuevas generaciones, aunque no es necesario estar en partidos políticos para hacer algo por nuestro pueblo.
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